Efectivamente, cualquier intervención, bien sea de acción humanitaria, rehabilitación o desarrollo, produce una serie de impactos que pueden ser positivos o negativos. La adaptación de una perspectiva o “mirada” de construcción de paz puede contribuir, por un lado, a ser más conscientes de la repercusión de nuestras actuaciones, ya sea antes, durante o después de la implementación del proyecto; y por otro, a reforzar la capacidad de trabajar con la complejidad de estos entornos, teniendo en cuenta las características específicas de las poblaciones y el contexto con el que interactúan y se transforman.
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